Una de las curiosidades que más sorprende, incluso a algunos bilbaínos, es el Cementerio de Begoña. Este lugar, que en su época albergó a personajes históricos importantes, es hoy una especie de parque-fantasma que te ofrece una vista espectacular de la ciudad. El cementerio, que funcionó desde 1829 hasta 1927, fue cerrado hace casi un siglo, pero su ubicación y la historia que alberga aún resuenan entre los más curiosos.
Situado en una colina que domina Bilbao, el antiguo camposanto es ahora un espacio verde donde aún se pueden ver las viejas lápidas medio ocultas por la vegetación. Muchos de sus antiguos “huéspedes” fueron trasladados a otros cementerios cuando cerró, pero el ambiente misterioso sigue presente. Pasear por aquí es una experiencia que mezcla lo inquietante con lo nostálgico. Además, el lugar ofrece una vista envidiable de la ciudad, algo que pocos turistas conocen. Este mirador “clandestino” no suele aparecer en las guías turísticas, así que si buscas una perspectiva diferente de Bilbao, ya sabes dónde ir.
El sonido del viento: las bocas de metro que cantan
Una de las cosas que más llama la atención de Bilbao es su impresionante red de metro, diseñada por el famoso arquitecto Norman Foster. Pero lo que muchos no saben es que algunas de las entradas al metro, esas elegantes estructuras de cristal conocidas localmente como “fosteritos”, no solo son bonitas a la vista, sino que también “cantan”. Sí, has leído bien.
En días de viento fuerte, si te encuentras cerca de un fosterito, especialmente en la Plaza Moyúa o la estación de Indautxu, podrás escuchar un sonido peculiar, casi como un silbido, que parece surgir de las entrañas de la ciudad. Este fenómeno se produce porque el viento atraviesa los túneles del metro y sale por las entradas, generando un sonido que algunos describen como musical. No es algo que ocurra todos los días, pero si te topas con un día ventoso en Bilbao, estate atento, porque podrías escuchar a la ciudad “cantar”.
La baldosa de Bilbao: más que una simple loseta
Otra curiosidad bilbaína, más visual y cotidiana, pero igualmente especial, es la famosa baldosa de Bilbao. Seguro que cuando caminas por las calles del centro te fijas en esas losetas con formas geométricas tan características. Lo que quizás no sepas es que esta baldosa tiene su propia historia y simbolismo.
La baldosa clásica que decora el suelo de Bilbao fue diseñada a finales del siglo XIX como solución práctica a las frecuentes lluvias de la ciudad. Su forma hexagonal, con una superficie ligeramente rugosa, fue pensada para que el agua no se acumulara y los peatones no resbalaran. Pero con el tiempo, esta loseta ha pasado de ser un simple elemento práctico a convertirse en un auténtico símbolo de la ciudad. Tanto es así, que hoy en día puedes encontrar todo tipo de souvenirs y productos inspirados en ella, desde camisetas hasta pendientes. ¡Toda una estrella del diseño urbano!
La estatua oculta en la ría: Varón de hierro bajo el puente de La Salve
Bilbao está lleno de esculturas y obras de arte moderno, pero hay una en particular que pasa desapercibida para la mayoría de los visitantes, ya que está semioculta en un lugar bastante curioso: el Varón de Hierro, una escultura ubicada bajo el puente de La Salve.
Esta obra de Juan José Novella, instalada en 2007, representa la lucha y el esfuerzo de los trabajadores del hierro, una referencia a la historia industrial de Bilbao. Lo que hace especial a esta escultura es su ubicación, parcialmente sumergida en la ría. Solo en ocasiones de marea baja se puede ver en su totalidad, mientras que cuando la marea sube, el agua la cubre casi por completo, dejándola como un misterio bajo el agua. Es un símbolo del Bilbao más trabajador, de ese pasado industrial que sigue latiendo bajo la superficie de la ciudad moderna y cultural que conocemos hoy.
Bilbao La Vieja: arte urbano en cada rincón
Si bien el Casco Viejo es la zona más visitada por turistas, hay otro barrio en Bilbao que merece una exploración a fondo, sobre todo si eres fan del arte urbano y los ambientes alternativos: Bilbao La Vieja. Esta área, que hace algunos años no era precisamente el lugar más turístico ni atractivo, ha sufrido una transformación espectacular, convirtiéndose en el epicentro de la vida artística más underground de la ciudad.
Aquí, cada esquina tiene una historia, un mural o una obra que invita a ser descubierta. Los edificios que antes estaban en decadencia ahora lucen vibrantes murales y graffitis que cambian constantemente, ya que el arte urbano aquí es algo vivo, que se transforma con el tiempo. Además, Bilbao La Vieja es ahora hogar de galerías de arte, bares con mucha personalidad y tiendas de diseñadores locales, lo que la convierte en un lugar único para aquellos que quieren descubrir un Bilbao más alternativo.
Bilbao es una ciudad llena de secretos y pequeñas joyas que esperan ser descubiertas por quienes se aventuran más allá de los lugares turísticos habituales. Desde miradores olvidados y esculturas escondidas hasta sonidos urbanos únicos y baldosas con historia, cada rincón tiene algo especial que contar. Así que la próxima vez que visites Bilbao, no te quedes solo con el Guggenheim (aunque es un “must”), ¡lánzate a explorar lo más oculto y sorprendente de esta ciudad increíble!
